Oía que hablaban de ellos,
por ti los he conocido
ojalá a ti no hubiese ido
para no saber de aquellos
que ahogan en resuellos,
¡ay! si yo hubiese sabido
el poderío desmedido
que conllevan sus destellos,
que hablaban de ellos oía,
su poderío desconocía,
ya entiendo los altos vuelos
del amor en la locura,
¡amor mio!, por ti mis celos.

Busco y busco el olvido
y no lo hallo bajo nada,
¡quién pudiera!
no recordar lo prohibido
de tu boca regalada,
¡si supiera!
recrearme en su montaña
olvidándo que es colina
inaccesible,
con tánta boca en España,
Jaén, Úbeda, la vecina
es la imposible;
de ella no puedo olvidarme,
tendré que pedir a maga
o adivina
algún remedio que darme,
conjuro que haga olvidarme
de la divina.

¡Tu aroma!

Varado
coloso
celoso
anclado,
pasado
hermoso,
goloso
soñado,
aroma
presente
presencia
retoma,
¡vigente
esencia!.

Esposa al llánto llorado
a la par aire y gemido,
al gemir desconsolado
le da consuelo el suspiro
no dándose por vencido
va dándo a mi aire el sentido
del por qué lo he respirado
cuando sale de tan hondo
con nombre propio exalado,
un , mi , por medio dejado
un . mi , que no da respiro
un , mi , a mi vida esposado
sin ti , ¡ mi amor ! , ¡ adorado
mío !, un , mi , me ha esposado
al suspiro encarnizado,
al gemido posesivo.

Que sea inocente la culpa
no la exime no la exculpa
del tormento levantado
cuando el dolor ha tronado
abriéndo tormenta de amor,
siendo culpable el dolor
en su inconsciencia presente
es rayo para alma y mente
de un corazón enamorado
al que la calma no ha llegado
ni en atisbo a su presencia,
no amaina nunca la ausencia
de la ausencia que atormenta,
haciéndo surco en la cuenta
de lo en un año llorado
el corazón desbordado
inocente se anega
y a dejar de amar se niega.