miércoles, 10 de junio de 2009

Que sea inocente la culpa
no la exime no la exculpa
del tormento levantado
cuando el dolor ha tronado
abriéndo tormenta de amor,
siendo culpable el dolor
en su inconsciencia presente
es rayo para alma y mente
de un corazón enamorado
al que la calma no ha llegado
ni en atisbo a su presencia,
no amaina nunca la ausencia
de la ausencia que atormenta,
haciéndo surco en la cuenta
de lo en un año llorado
el corazón desbordado
inocente se anega
y a dejar de amar se niega.

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