lunes, 11 de abril de 2011

Lo devolveré a su cauce callado, callado, profúndo, trasparente, le devolveré su remanso ausente después de haberse desbordado, después de haberme el alma devastado por aquel , ¡tu abrazo!, complaciente, he de acallar la interna corriénte que me acelera al mar soñado, seguiré en diques de compostura ahogándo el incesánte deseo que trasluce la fuga que asegura hacia la debilidad que poseo, manantial de pureza que asegura cascada de amor en su siseo.